En busca de una vida más tranquila, Robin y Laura decidimos en 2016 dejar atrás Bélgica y hacer realidad nuestro sueño en el campo aragonés. No pasó mucho tiempo antes de que nos enamoramos de una antigua masía en el pequeño pueblo de Fuentespalda. A primera vista parecía una masía en ruinas, pero enterrado bajo aquellas zarzas se escondía un tesoro. Estábamos convencidos de que haría falta mucho trabajo para dar nueva vida a esta ruina.
El último movimiento tuvo lugar en el verano de 2016. ¿Nuestro plan? En primer lugar, ordenar las unidades residenciales, luego seguiría el exterior. Y dicho y hecho. Mientras vivíamos en el primer apartamento con comodidades básicas, iniciamos las obras en otro. Una vez hecho esto, nos mudamos al apartamento terminado y comenzamos con el siguiente. Cuatro reformas, cuatro mudanzas y 2 años después pudimos recibir a los primeros huéspedes. En los años siguientes, la mayor parte del trabajo se realizó en el exterior. Las fachadas, la terraza (un proyecto corona), el parque infantil, la piscina y finalmente la zona de barbacoa.